
Ayer la cirujana plástica que me extirpó los ganglios volvió a poner en duda que mi decisión de no reconstruirme el pecho fuera definitiva. También ayer descubrí que una compañera me había puesto verde en un post hace semanas por decir que A MÍ una teta ficticia no me haría recuperar la autoestima sencillamente porque yo no la había perdido con la mastectomía.
Usé la palabra “ficticia” porque es así como yo la sentiría en mi propio cuerpo. Hablo única y exclusivamente de mí, de mis tetas, de mi cuerpo y de mi decisión. Jamás se me ocurriría juzgar a nadie por elegir otra opción. Lo que defiendo es la reflexión y la decisión libre y meditada, sin presiones sociales. Por eso me parece que es un tema que requiere de una perspectiva feminista, porque sí, de algún modo, yo he sentido que la sociedad me espera con dos tetas, aunque a mí me la repampinfle. Y eso no quiere decir que a mí me parezca mal que tú o cualquiera sienta que las quiere. Se trata precisamente de eso, de que, como mujeres, podamos decidir libremente en la dirección que consideremos mejor para nosotras mismas.
Yo no me siento atacada cuando alguien dice que se siente genial con sus tetas reconstruídas. Me alegro profundamente por ella. Sin embargo, yo siento que siempre he de poner por delante que respeto las decisiones de otras, como si no se sobreentendiera.
No solo con este tema, con cualquier otro, en este perfil de lo que hablo es de mi experiencia PERSONAL con el cáncer, siempre escribo en primera persona, detesto generalizar precisamente porque cuando leo otros textos en los que se dicen cosas como “el cáncer NOS hace esto o aquello” y no me siento identificada, me da rabia. Porque somos únicas y así lo es nuestro paso por la enfermedad.
Así que ante todo, RESPETO y SORORIDAD.