
Os presento a mis ovarios. Los tengo tan gordos que los tíos no iban a dejar de funcionar así como así y ahí están, haciendo su función como si nada hubiera pasado. En la eco que me hicieron ayer se pueden ver los óvulos y dice mi adorada Dra. Peón, la ginecóloga más bonita del universo que custodia mis idoiitas congeladas, que está muy contenta de que todo esté de vuelta a la normalidad por ahí abajo y que volveré a tener la regla este mes, pero que he de hablar con la oncóloga para darnos vidilla con la terapia hormonal para inhibirla cuanto antes.
Una de cal y una de arena. No me mola pensar que volveré a los sofocos, al insomnio y al dolor de articulaciones de la menopausia inducida, pero es lo que hay, qué os voy a contar a estas alturas.
Hoy también he tenido la primera visita con el radiólogo. Ha sido una visita meramente informativa porque, al parecer, me la han programado antes de hora, aún le falta información que tendrá tras la cirugía ganglionar (sigo sin fecha 🙄) para saber exactamente todo lo que han de radiar. Lo que sí me ha confirmado es que serán 25 sesiones y que no me puedo engordar ni adelgazar una vez me tomen las “medidas” para la máquina. Yo que justo acabo de empezar la dieta… ¡Si es que así no se puede! Yo lo intento, pero no me dejan… 🙄😂
Bromas a parte, siento que no tengo el control de casi nada y eso es un rollazo tremendo. ¿Os pasa a vosotras?