Mucho se está hablando estos días de las donaciones del multimillonario fundador de Inditex a la Sanidad Pública. Estas donaciones consisten en maquinaria, entre aceleradores lineales de última generación para radiar tumores, mamógrafos y otros cacharros para detectar y tratar el cáncer, tienen un valor económico de 310 millones de euros que se financian a través de la Fundación Amancio Ortega y se prevé que hayan terminado en el año 2021.
Aunque es un tema que se ha venido hablando entre algunas pacientes oncológicas en petit comité, con compañeras favorables a estas donaciones y otras detractoras, la polémica la han desatado las declaraciones de Isa Serra, candidata de Unidas Podemos a la Comunidad de Madrid y otros dirigentes de la formación política morada que se le han sumado después, contando con el apoyo del líder del partido, Pablo Iglesias, quienes consideran que “la sanidad pública no puede aceptar donaciones de Amancio Ortega, ya que se debe financiar con impuestos, los mismos que esquiva y elude Inditex. 600 millones en tres años”. El resto de formaciones no han tardado en reaccionar, posicionándose, por lo general, en contra de estas afirmaciones y poniendo al millonario de Amancio en un pedestal por su gran labor filantrópica.
No han sido pocos tampoco los medios de comunicación que se han hecho eco de la noticia para defender las donaciones del dueño de Zara a las Comunidades Autónomas, en muchas ocasiones aludiendo a las enfermas de cáncer, diciendo que ninguna de nosotras rechazaríamos estas donaciones. Y de aquí mi enfado y la necesidad que siento de dar mi humilde opinión al respecto.
No quiero que nadie hable por mí. Yo soy enferma de cáncer y no quiero que me utilicen para lavar la imagen de nadie, mucho menos la de un señor al que hace muchos años decidí dejarle de comprar ropa por sus prácticas poco éticas e inhumanas en tantos lugares del mundo. A mí, señoras y señores, que no me intenten vender la moto porque no cuela, por mucho cáncer que tenga. Y sí, también creo que si “el bueno” de Amancio no hubiese construído su imperio gracias a la explotación de personas en países en vía de desarrollo y a una estrategia brutal de ingeniería fiscal que le permite eludir el pago de unos 600 millones de euros en España de forma legal, sumado a una buena gestión de los recursos económicos y de un aumento del presupuesto en sanidad por parte de la Administración, no tendríamos que estar hablando de todo esto ni que depender de la dudosa buena fe de ningún millonario.
Tengo muchos motivos para no querer nada de este señor, además de los citados anteriormente. Probablemente, el haber trabajado durante más de quince años en el mundo de la Responsabilidad Social Empresarial, me ha hecho ver que muy pocas cosas se hacen de forma altruista y con un fin verdaderamente social si detrás no hay más beneficio que pérdida. Las técnicas de greenwashing y pinkwashing están a la orden del día y este tipo no es diferente a los demás. Y, francamente, le sale muy bien la jugada porque Twitter parece haberse convertido en el Ejército Inditex, dispuesto a partirse la cara en nombre de los enfermos de cáncer que tanto va a salvar el todopoderoso y ejemplar Dios Amancio, al punto que en cuanto les dices que tú no estás a favor, cuestionan que verdaderamente estés enferma. Y yo me hago algunas preguntas, reflexiones y deseos de lo que para mí sería justo acerca de este tema:
1- ¿Qué haría Amancio si a una empleada suya le diagnostican un cáncer? Me juego el cuello a que, a la primera de cambio, la echa a la calle.
2- Hace un tiempo me dediqué a hacer un trabajo de campo yendo a las distintas tiendas de ropa interior femenina donde suelen comprar las mujeres de mi edad. ¿Sabéis cuántos sujetadores encontré en Oysho, del grupo Inditex, para mujeres que, como yo, han sufrido una mastectomía por un cáncer de mama? Ninguno.
3- Me niego a que pretendan curarme con el dinero generado, en buena medida, con el sufrimiento de otras, el de las trabajadoras – porque en su mayoría son mujeres – de las fábricas insalubres en las que produce el Sr. Ortega en el sudeste asiático y en otros lugares del mundo, en las que, por si alguien aún no se ha enterado, muchas veces mueren en accidentes laborales. No, mi vida no vale más que la suya. No en mi nombre.
4- Si tuviéramos una fiscalidad justa en España, este señor no podría montarse el chiringuito a su antojo y tendría que pagar los 600 millones de euros que está eludiendo, con los que, con una buena gestión presupuestaria por parte de los políticos de turno (ese es otro tema… que no se lo gasten en aeropuertos en la nada o en rescatar bancos que ahogan a la ciudadanía…), se podrían comprar todas esas máquinas que ya hemos dicho que valen 300 millones, destinar dinero a otros temas necesarios en la sanidad pública (hay más enfermedades y necesidades que no venden tanto como el cáncer que también andan cortas de recursos… eso lo debe saber, mejor que Amancio, la propia Administración) y, me atrevo a decir, que hasta daría para una bolsa de palomitas para cada ciudadano que veríamos flipados como, por fin, tenemos una Sanidad Pública de excelente calidad y que no deja fuera a nadie.
No, las vidas ni lo que nos pase a las enfermas de cáncer no le importan una mierda a este señor, pero la publicidad que le damos vale oro. Insisto: NO EN MI NOMBRE.
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EDITO PARA INCLUIR ESTOS DATOS QUE ESTÁN CIRCULANDO POR LAS REDES SOCIALES ACERCA DEL COSTE QUE ADEMÁS SUPONEN ESTAS DONACIONES A LA SANIDAD PÚBLICA:
Por qué las donaciones de Amancio Ortega debilitan la sanidad pública y generan gasto público desigual en el tratamiento contra el cáncer?
* Amancio dona 300 millones para comprar aceleradores lineales (la mitad de los impuestos que elude con ingeniería fiscal)
* Las comunidades autónomas sufragan todos los gastos necesarios para instalar las maquinas (búnkeres, aislantes, personal y demás). Gastos que no pueden cubrirse con la donación (es finalista, sólo para maquinas).
* En los 4 años siguientes, Amancio Ortega se desgrava el 30% de la donación (recupera 100 de los 300 millones donados). Es decir, el Estado no solo asume con dinero público los costes de instalación, formación del personal… sino también los 100 millones devueltos a Amancio Ortega (NO ES GRATIS).
* Se instalan las máquinas y se deriva el personal, NO DONDE LOS EXPERTOS SANITARIOS CONSIDERAN MÁS NECESARIO, si no donde quiere Amancio Ortega… Es decir, se destinan recursos públicos a aquellos centros sanitarios que decide la campaña de marketing de un multimillonario.
* Por la misma fecha, Podemos pide que la sanidad pública madrileña se haga con la nueva tecnología de prontoterapia para curar el cáncer. PP y C´s dicen que no porque ¡¡¡AH, SORPRESA!!! Ya tenemos la maquinaria que Amancio Ortega ha decidido, y no necesitamos las maquinas de ultima generación.
* Quirón, empresa privada, compra la nueva tecnología y se la amortizaremos en “cuatro días” desde la sanidad pública con los pacientes que les vamos a remitir pagando, con dinero público, su tratamiento a precio de oro.
Y, por si no fuera poco, ya en 2017, Luisa Lores, radióloga en el hospital de Pontevedra y portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) explicó al periódico digital Iniciativa Debate sus razones para oponerse a estas donaciones, apelando, entre otras cosas, a la falta de transparencia en la gestión de estos recursos en Galicia y al peligro que supone la mercantilización de la sanidad. Si quieres saber de qué hablo exactamente, te lo pongo fácil: pincha aquí.