Esta soy yo unos días antes de que empezaran a hacerme las pruebas que le pondrían nombre y apellido al bulto que me había notado en el pecho. Acababa de llegar al jueves del Primavera Sound y estaba lista para darlo todo en los conciertos de Björk, Nils Frahm, Nick Cave y Fever Ray con Asun y nuestro amigo del alma Santako. Hacía poco menos de un mes que había llegado a un acuerdo con la agencia de comunicación en la que había trabajado los últimos siete años y quería tomarme un tiempo para mí, para viajar un poco, para descansar y para repensarme a nivel laboral. Salía a pasear y a hacer fotos, veía películas, iba a la piscina, salía a echar cervezas con los amigos y a cenar. No llevaba la vida más saludable del mundo, pero tampoco era una kamikaze, me considero una persona a la que le gusta divertirse, algo relajada con la alimentación, pero no soy una irresponsable con lo que hago. Se podría decir que llevaba una vida bastante común y parecida a la de la mayoría de gente de mi edad que no tiene hijos. Créeme, en mayo era una persona como podrías ser tú. Y en junio me diagnosticaron el cáncer. Esto es una jodida lotería que le puede tocar a cualquiera.
🙏 Así que, sin volverse locas, pero no dejéis de haceros los controles que os toquen, ni de exigir mayor prevención a la sanidad pública (¿una revisión ginecológica cada tres años y sin exploración mamaria? Really? Hay que decirlo: No es suficiente). Y una vez al mes, después de la regla, #tocatelastetas